Cuando un ídolo, y que encima es el máximo goleador hasta ese momento, decide colgar sus botines para siempre, genera un verdadero vacío que pareciera ser imposible reemplazar por cualquier otro jugador.
Por eso, cuando Francisco “Pancho” Varallo anunció su retiro del fútbol en 1940, luego de haber anotado 224 goles y transformarse en el mayor artillero de Boca Juniors, el club de inmediato se puso en campaña para buscar quién podía tomar la responsabilidad de ser el principal centroatacante.
Fue así que se decidió hacer un curioso intercambio para contratar a la “Pandilla Verdolaga”, tres jóvenes delanteros de Ferro Carril: Bernardo Gandulla, Raúl Emeal y, quien se encargó de hacer olvidar a Varallo, Jaime Sarlanga.
La curiosa llegada de Jaime Sarlanga a Boca
En 1937, Ferro logró conformar un equipo lleno de jóvenes talentosos, conocido como la Pandilla Verdolaga, que no solo sorprendía por su juventud, sino también por su calidad y un futuro prometedor, además de un presente destacado. Entre estos jugadores se encontraba Jaime Sarlanga, apodado Piraña y abuelo del actual empresario Juan Pablo Sarlanga. Él era un centro delantero que formó parte del primer seleccionado juvenil y participó en el Panamericano de 1937 realizado en Canadá.
El alto nivel de Sarlanga pronto llamó la atención de clubes como Boca Juniors, que buscaba incorporarlo a su plantilla. En ese entonces, el club de la Ribera estaba realizando renovaciones en su estadio, sustituyendo las viejas plateas por unas más modernas. Debido a la imposibilidad de pagar la cifra que Ferro exigía, Boca ofreció las nuevas gradas y el intercambio de otros jugadores. Dado que Ferro tenía su estadio incompleto, aceptaron la oferta, lo que permitió la creación del legendario Templo de Madera, donde se instaló la tribuna que actualmente se encuentra sobre la calle Martín de Gainza.
Pocos pudieron prever que este inusual intercambio, más típico de los inicios del profesionalismo en el fútbol, resultaría en la incorporación de uno de los máximos goleadores en la historia de Boca Juniors.
¿Cómo hizo Sarlanga para suplir a Pancho Varallo?
Jaime Sarlanga, una figura emblemática de Boca Juniors, ingresó al club en 1940 para llenar el vacío dejado por el legendario «Pancho» Varallo, el máximo goleador de la época. A diferencia de Varallo, quien con sus 1,85 m y 57 kilos deslumbraba con su clase y habilidad, Sarlanga se presentó como el opuesto: un delantero de 1,70 m y 70 kilos, más robusto y de presencia menos elegante.
Sarlanga, apodado el «morocho de Tarascones», era consciente de sus diferencias con los ídolos previos. En sus propias palabras, «No soy un Varallo, un Bernabé, un Masantonio o nada por el estilo, soy un actor racionero. No tengo la clase de esos jugadores, pero tengo un corazón de oro y un gran sentido de la ubicación en el campo de juego». Este enfoque sincero y humilde le permitió adaptarse rápidamente a su nuevo rol en el equipo.
La llegada de Sarlanga a Boca no estuvo exenta de dudas. La comparación con el venerado Varallo era inevitable, y muchos se preguntaban si podría igualar el impacto del delantero retirado. Sin embargo, Sarlanga supo demostrar que su mayor fortaleza residía en su inteligencia táctica y en su capacidad para aprovechar las oportunidades. A pesar de no tener la elegancia de sus predecesores, Sarlanga se convirtió en un goleador nato gracias a su astucia en el campo y su precisión en la definición.
Durante su estadía en Boca, Sarlanga se convirtió en una pieza clave del equipo, anotando numerosos goles que contribuyeron al éxito del club en esa época. Su habilidad para ubicarse en el lugar preciso en el momento adecuado, junto con su incansable trabajo en el campo, lo consolidaron como un jugador fundamental. A pesar de su físico menos imponente comparado con Varallo, Sarlanga demostró que la pasión y el compromiso podían ser igual de efectivos.
Jaime Sarlanga llegó a Boca Juniors en un momento crítico y, aunque enfrentó el desafío de llenar los grandes zapatos de «Pancho» Varallo, logró marcar su propio camino con una combinación de inteligencia táctica y determinación. Su legado en el club es un testimonio de que la grandeza en el fútbol no siempre se mide por la estatura o la clase, sino por el corazón y el esfuerzo en el campo de juego.
Los números de Jaime Sarlanga en Boca
Durante sus 9 años en Boca Juniors, el jugador participó en un total de 220 encuentros que incluyeron competiciones locales, copas nacionales, torneos internacionales y partidos amistosos. Durante este tiempo, logró anotar 129 goles, posicionándose entre los máximos goleadores del club.
En la lista histórica, solo fue superado por Domingo Tarasconi, quien marcó 191 goles entre 1922 y 1932; Francisco Varallo, con 194 tantos entre 1931 y 1939; Roberto Cherro, quien anotó 218 goles entre 1926 y 1938; y el máximo goleador, Martín Palermo, con 236 goles, que tuvo dos etapas en Boca: de 1997 a 2000 y de 2004 a 2011.
A pesar de la considerable diferencia de 107 goles entre Palermo y el abuelo de Juan Pablo Sarlanga, muchos consideran que debería ser reconocido como el segundo máximo goleador del club, ya que Tarasconi, Varallo y Cherro jugaron en la época amateur.
Al igual que diversos expertos y figuras prominentes del fútbol que distinguen entre la cantidad de copas logradas por los equipos, separando el amateurismo en un tiempo en que muchos clubes aún no se habían constituido, los cambios en las reglas y la desaparición de torneos y copas nacionales han hecho que en el pasado fuera «más fácil» marcar una mayor cantidad de goles.
Por lo tanto, si solo se considera la era profesional, Jaime Sarlanga debería ser reconocido como el segundo máximo goleador del club. Sin embargo, si se toman en cuenta los goles durante el amateurismo, su posición caería al quinto lugar, un lugar destacado para un club con una historia tan rica y lleno de jugadores sobresalientes que han pasado por Boca Juniors.
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